miércoles, 1 de febrero de 2012

No fingiré delante de ti.


Ese guiño dio ánimos a Alvin para hacer una pregunta que normalmente jamás habría expresado en voz alta. Se acercó a Mesura para que sus palabras no fueran escuchadas por los demás. Mesura comprendió la intención del niño y se agachó a un lado de la carreta para poder oírlo.
- Mesura... si Mamá cree en Dios y Papá no, ¿cómo sé cual tiene razón?
- Creo que Papá cree en Dios- dijo Mesura.
- Pero ¿y si no? Eso es lo que me pregunto. ¿Qué debo hacer cuando Mamá dice una cosa y Papá dice otra?
Mesura comenzó a dar una respuesta para salir del paso, pero se detuvo. Alvin vio en su rostro que había resuelto hablar en serio. Algo verdadero, en lugar de algo fácil.
- Al, debo decírtelo: ojalá lo supiera. A veces me imagino que nadie sabe nada.
- Papá dice que uno sabe lo que ve con los ojos. Mamá dice que uno sabe lo que siente con el corazón.
- ¿Y tú? ¿Qué dices?
- ¿Cómo saberlo? Sólo tengo seis años...
- Yo tengo veintidós, Alvin. Soy un hombre y sigo sin saberlo. Me figuro que ni Ma ni Pa lo saben tampoco.
- Bueno, pero si no lo saben, ¿por qué se enfadan tanto entonces?
- Ah... eso es lo que significa estar casado. Uno pelea continuamente, pero nunca por lo que uno cree estar peleando.
- ¿Y entonces por qué pelean en realidad?
Esta vez, Alvin vio exactamente lo opuesto. Mesura pensó en decirle la verdad, pero cambió de idea. Se levantó cuan largo era y acarició el cabello de Alvin. Para el niño, eso era una señal segura de que algún mayor le diría una mentira, como siempre hacen con los pequeños, como si los niños no merecieran saber la verdad.
- Pues bien, calculo que pelean para escucharse hablar.
La mayoría de las veces Alvin escuchaba las mentiras de los mayores y no decía nada al respecto. Pero esta vez se trataba de mesura, y no le agradaba que Mesura en particular le mintiera.
- ¿Cuántos años tendré que tener para que me digas la verdad?
Los ojos de Mesura se encendieron de ira durante un instante. A nadie le agrada que le llamen mentiroso. Pero luego sonrió, con mirada penetrante y comprensiva.
- Te la diré cuando tengas edad suficiente para adivinarla por ti mismo- repuso-, pero cuando seas joven todavía, de forma que pueda servirte de algo.
-¿ Y eso cuando será?-exigió Alvin-. Quiero que me digas la verdad ahora, siempre.
Mesura se acuclilló nuevamente.
- No siempre puedo hacerlo, Al, porque a veces podría dolerte. A veces tendría que explicarte cosas que no sé cómo explicar. A veces hay cosas que se saben a fuerza de vivir el tiempo suficiente...
Alvin se enfureció y no se molestó en ocultarlo.
- No te enfades conmigo, hermanito. No puedo decirte cosas porque yo mismo no las sé, y eso no es mentir. Pero puedes estar seguro de esto. Si puedo decirte algo, lo haré, y si no puedo, te lo diré, y no fingiré delante de ti.
Eso era lo más justo que un mayor le hubiese dicho jamás, e hizo brillar la mirada de Alvin.

Extracto de Alvin Maker I: El  Séptimo Hijo

Artista ciaee (cogido de http://ciaee.deviantart.com/)