Ben respiró hondo y volvió a intentarlo.
- Imagínate a un irreflexivo crío de seis años. ¿Qué daño puede hacer?
No sabía qué tipo de respuesta quería Ben, así que esperé un momento. Pensé que lo mejor era una respuesta sencilla.
- No mucho.
- Imagínate que tiene veinte años, y que siendo igual de irreflexivo. ¿Es peligroso?
Decidí ceñirme a las respuestas obvias.
- No mucho, pero más que antes.
- ¿Y si le das una espada?
Entonces lo entendí y cerré los ojos.
- Más, mucho más. Ya lo entiendo, Ben. De verdad. El poder está bien, y la estupidez es, por lo general, inofensiva. Pero el poder y la estupidez juntos son peligrosos.
- Yo nunca te he llamado estúpido- me corrigió Ben-. Eres inteligente, eso ya lo sabemos. Pero a veces eres irreflexivo. Una persona inteligente e irreflexiva es una de las cosas más aterradoras que existen. Y lo peor es que te he estado enseñando cosas peligrosas.
Extracto de "El Nombre del Viento" (Patrick Rothfuss)del cual espero -impacientemente- la segunda parte.
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